lunes, 26 de septiembre de 2011

Un Frente Popular


Qué manía con que la izquierda tenga que ir de la mano a todas partes, únicamente para poder enfrentarse electoralmente al lobo de la derecha y así lograr mejores réditos electorales. Partimos de la base de que por izquierda nos referimos a aquellos cuyos valores y principios propugnan el progresismo y la igualdad social como piedra angular de su ideario vital. Sin embargo, los mecanismos por los que conseguir esos objetivos o, incluso, las propias bases donde instalar el sistema resultante, son diametralmente opuestos en muchos casos. Se aboga desde muchos sectores de la propia izquierda porque la unión hace la fuerza (electoral). Pero yo me pregunto si es correcto forzar una amalgama de socialistas, socialdemócratas, comunistas, anarquistas, ecologistas para contrarrestar en las urnas las oscuras fuerzas de la derecha demoníaca. Históricamente estas iniciativas han acabado peor que el rosario de la aurora. Los seguidores de los partidos tradicionales han visto como un agravio el hecho de que unos recién llegados como Equo rechacen la oferta de IU de formar una gran formación electoral capaz de hacer frente en las urnas a las huestes neoliberales del señor Rajoy y compañía. Y sinceramente, si mi apoyo actual es para esta nueva opción es por lo de nuevo y renovador considero que tiene. De qué me vale que se presente su nombre ligado al de una coalición que, independientemente del valor o no de sus ideas o de sus formas, está claro, no ha sabido llegar a trasladarlas de una manera eficaz sobre los ciudadanos. Si a muchas personas en este país les preguntas por un nombre de algún ex político que se haya significado por su competencia y honradez, seguramente muchos se acordarán de Julio Anguita. Sin embargo, el techo electoral de IU fue fijado en las épocas del Califa y desde entonces, gravados por el injusto sistema electoral, eso sí, IU ha sido para muchos esa balsa donde depositar el voto cuando acababas hasta las narices de las políticas liberales del PSOE. Esto no significa que no se puedan alcanzar acuerdos concretos, incluso electorales, con determinadas fuerzas como Compromís, pero basadas en cuestiones más concretas.
En todo caso creo que este momento es el de apostar por mirar hacia delante y optar por formaciones que, como Equo, no están basadas en dogmas decimonónicos y que plantean soluciones fijándose en problemas actuales. No debemos tener miedo a votar en conciencia, porque el voto práctico nos ha llevado a que definitivamente el PSOE quede deslegitimado como representante de los obreros (tomado en el más amplio sentido, incluso más allá del verdadero significado de la palabra) al apostar por una política liberar que simplemente en matices se diferencia de la del PP y el voto de castigo a acercarnos a ideologías encorsetadas en épocas pasadas.
La izquierda tiene que renovarse tanto ideológicamente como formalmente y Equo es esa opción por la que se debe apostar. Por nueva, por fresca, por limpia.
Si en vez de aferrarnos a sentimientos de apego a determinadas siglas que han agotado su tiempo, ponemos nuestro granito de arena en forma de sufragio, sin pensar en lo que votarán los demás y dejándonos llevar sólo por nuestras conciencias, quizás el 20 N el resultado sea una sorpresa para algunos.

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