Se
sabía que el auge de Podemos no iba a gustar a los poderes establecidos. Era
evidente que los partidos políticos o los medios de comunicación iban a poner
en el punto de mira a la formación y, sobre todo a sus miembros. Contamos con
la tergiversación o con la noticia sesgada. Contamos con que cualquier falta,
pecado o pecadillo iba a ser aireado a los cuatro vientos y colocado bajo el
cristal del Hubble para que se viera lo más aumentado posible. Que se vea bien
grande que son Casta. Por eso era importante la respuesta de los dirigentes de
Podemos a estos ataques. La forma en que se van a enfrentar a estas arremetidas.
Y la verdad es que es mejorable. Hace falta autocrítica, por tanto. Me explico.
En el caso de Errejón y ahora en el de Monedero, ha faltado algo más de
modestia y menos de actitud defensiva. ¿Hay algún autónomo, ya no digo ni
empresa, que pueda pasar impoluto una prueba del algodón en forma de marcaje
cuerpo a cuerpo de un inspector de Hacienda? Que en la universidad todo quisqui
consigue los contratos de investigación, por cercanía a profesores y demás, no
creo que sea ajeno a cualquiera que tenga alguna relación con esta institución.
Cierto. Que la manera en que cobró Monedero por los trabajos de asesoramiento a
gobiernos extranjeros es legal pero no la más correcta desde el punto de vista
moral. También. Pero creo que en lugar de decir lo evidente, es decir, que son
víctimas de un terrible ataque por parte de sus adversarios políticos, práctica
habitual que utilizan precisamente éstos para tratar de justificar sus faltas,
cuando no delitos, deberían haber cambiado el paso. Haber explicado que sí, que
efectivamente ellos no han caído en este país y en esta sociedad directamente
desde Marte, sino que ellos también han convivido dentro de un sistema más que
mejorable y que sí, que han hecho cosas que en una sociedad justa debe cambiar
y que ellos están por cambiarlo. Salvo Anguita y mi padre, no creo que exista nadie
en este país que no tenga alguna mancha
en forma de multa de tráfico o de haber pagado al fontanero sin pedirle factura
alguna por arreglarte el grifo. Y mal hecho está. Y es necesario cambiarlo ¿Qué
cara se les habría quedado a los Marhuenda, Inda o compañía?. Muchos hemos
puesto muchas esperanzas en este nuevo proyecto. Para los que ya tenemos cierta
edad, casi la última oportunidad antes de pasar al absoluto agnostismo
político. Los que están por no dejarse convencer de la necesidad de una
regeneración político social ancha y profunda, no van a cambiar. Pero los que
sí creemos y deseamos esa transformación, y sobre todo los indignados
indecisos, necesitamos estar seguros de que en quien depositamos nuestra
confianza, esta vez sí, esta vez van a responder a nuestras expectativas. Hay
muchos que no participamos en los círculos, que no damos el paso a una primera,
segunda o tercera línea de la actividad política. Pero que sin embargo, cuando
estamos con nuestros amigos o nuestra familia nos partimos la cara por defender
un proyecto que sentimos como propio. Porque muchos de nosotros llevamos
gritando hace tiempo por la necesidad de cambiar todo lo que ahora se plantea
de una manera organizada, dentro de un partido político. Por eso necesitamos
tener fuerza en nuestros argumentos. Y cuidar no sólo el fondo, sino también la
forma. Me decepcionó mucho el ver hace unos días a Pablo Iglesias llamando
reiteradamente a Inda Don Pantuflo. O contando chistes malos sobre Juegos de
Tronos y demás. Con ello lo único que se hace es bajar el nivel del debate
político. A mí me gusta más ese Pablo que antes de existir Podemos de una
manera muy educada, descolocaba a los contertulios que no le dejaban hablar y
se callaba hasta que estos lo hacían. Que se centraba en las verdaderas razones
de la necesidad de los cambios sociales derivados de la urgencia producida por
hechos como que la gente fuera desahuciada, que se suicidara por perder la
vivienda, o que los últimos gobiernos se dediquen a desguazar la sanidad y la
educación pública o a convertir en basura cualquier contrato laboral por cuenta
ajena. Ese Pablo del programa, programa, programa, al más puro Anguita. Ese es
el Pablo que ha conseguido que muchos de nosotros sigamos con anhelo lo que
consideramos una gran oportunidad para convertir nuestro país, nuestra sociedad
en algo mejor para nosotros y para nuestros hijos.
viernes, 30 de enero de 2015
lunes, 26 de enero de 2015
Señor Rajoy, usted creó Podemos
Anduvo estos días, el Partido
Popular celebrando su convención nacional como debe ser, con un baño de masas
de su líder el Presidente Rajoy, con apoyos del pasado más recalcitrante, con
vítores y alabanzas a sus más que dudosos logros obtenidos durante estos tres
años de gobierno. Pero en esta ocasión hay algo diferente. Un nuevo invitado al que, hace un año, nadie
esperaba. Y no, no es el pequeño Nicolás. Ese ya estaba el año pasado y parece
que desde el mismísimo Génesis. No. Se trata de Podemos. Esa formación que el
año pasado surgió de la nada y removió los cimientos de la estructura política
de partidos en España al lograr cinco Eurodiputados con apenas meses de
existencia. Hoy ya no es sólo la sorpresa de la temporada. Hoy ya muchas
encuestas sitúan a esta nueva formación, que continúa en formación, como
primera fuerza política en intención de voto, dejando por detrás a un histórico
como el Psoe. Que quién les ha visto y quién les ve. En fin. El caso es que el
PP ha focalizado su nuevo enemigo. Podemos. “Algunos quieren cambiar el sistema.
¿Qué sistema? ¿El que les permitió estudiar toda la vida en colegios públicos?
¿El que les permite ir a la sanidad pública sin pagar durante toda su vida? ¿El
que les permite entrar a la universidad?”. Dice el señor Rajoy, dejándose llevar por una especie de euforia orgiástica
al sentirse llevado en volandas por los suyos. El cinismo es palpable. Casi no
merece ni comentario viniendo de un Gobierno que se ha dedicado en tres años a
desmantelar el sistema público de educación o de sanidad. Pero lo que hoy
quiero hacerle ver al señor Rajoy es que no hay más ciego que el que no quiere
ver. Podemos no es más que una consecuencia derivada de la indignación que una
gran parte de la ciudadanía española empezó a manifestar, aún antes de que el
PP llegara al poder, el 15 de Mayo del 2011. Lo que mucha de esta gente quiere
cambiar es un sistema que permite enriquecerse a los dirigentes de los partidos
políticos a base de sobres donados por empresarios con dudosas intenciones a
cambio de favores económicos pagados con dinero público; lo que se quiere cambiar
es un sistema que permite que los ministros que privatizan empresas
estratégicas para la economía del país luego, una vez finalizada su función
pública, pasen a ser miembros de plantilla o de consejo de administración de
dichas corporaciones cobrando sobradamente por sus favores; se pretende cambiar
un sistema por el que los jueces que deben juzgar las prevaricaciones de sus
señorías son elegidos por estas mismas; se pretende cambiar un sistema que no
tiene escrúpulos en tirar a la calle a bebés de meses para que las entidades
bancarias puedan seguir especulando como buitres con sus viviendas; se pretende
cambiar un sistema en el que el 1% de la población tenga más riqueza que el
resto (esto según Oxfam y a nivel mundial, por lo que no le vamos a cargar únicamente
a usted con esta culpa. Sólo con su parte). Yo sé que todo esto a usted (y
muchas otras cosas) le traen sin cuidado. Pero esto es lo que se quiere cambiar
señor Rajoy. Así pues, señor Rajoy, no sé de qué se sorprende ahora si, al fin
y al cabo, entre usted y Zapatero, crearon Podemos.
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