Anduvo estos días, el Partido
Popular celebrando su convención nacional como debe ser, con un baño de masas
de su líder el Presidente Rajoy, con apoyos del pasado más recalcitrante, con
vítores y alabanzas a sus más que dudosos logros obtenidos durante estos tres
años de gobierno. Pero en esta ocasión hay algo diferente. Un nuevo invitado al que, hace un año, nadie
esperaba. Y no, no es el pequeño Nicolás. Ese ya estaba el año pasado y parece
que desde el mismísimo Génesis. No. Se trata de Podemos. Esa formación que el
año pasado surgió de la nada y removió los cimientos de la estructura política
de partidos en España al lograr cinco Eurodiputados con apenas meses de
existencia. Hoy ya no es sólo la sorpresa de la temporada. Hoy ya muchas
encuestas sitúan a esta nueva formación, que continúa en formación, como
primera fuerza política en intención de voto, dejando por detrás a un histórico
como el Psoe. Que quién les ha visto y quién les ve. En fin. El caso es que el
PP ha focalizado su nuevo enemigo. Podemos. “Algunos quieren cambiar el sistema.
¿Qué sistema? ¿El que les permitió estudiar toda la vida en colegios públicos?
¿El que les permite ir a la sanidad pública sin pagar durante toda su vida? ¿El
que les permite entrar a la universidad?”. Dice el señor Rajoy, dejándose llevar por una especie de euforia orgiástica
al sentirse llevado en volandas por los suyos. El cinismo es palpable. Casi no
merece ni comentario viniendo de un Gobierno que se ha dedicado en tres años a
desmantelar el sistema público de educación o de sanidad. Pero lo que hoy
quiero hacerle ver al señor Rajoy es que no hay más ciego que el que no quiere
ver. Podemos no es más que una consecuencia derivada de la indignación que una
gran parte de la ciudadanía española empezó a manifestar, aún antes de que el
PP llegara al poder, el 15 de Mayo del 2011. Lo que mucha de esta gente quiere
cambiar es un sistema que permite enriquecerse a los dirigentes de los partidos
políticos a base de sobres donados por empresarios con dudosas intenciones a
cambio de favores económicos pagados con dinero público; lo que se quiere cambiar
es un sistema que permite que los ministros que privatizan empresas
estratégicas para la economía del país luego, una vez finalizada su función
pública, pasen a ser miembros de plantilla o de consejo de administración de
dichas corporaciones cobrando sobradamente por sus favores; se pretende cambiar
un sistema por el que los jueces que deben juzgar las prevaricaciones de sus
señorías son elegidos por estas mismas; se pretende cambiar un sistema que no
tiene escrúpulos en tirar a la calle a bebés de meses para que las entidades
bancarias puedan seguir especulando como buitres con sus viviendas; se pretende
cambiar un sistema en el que el 1% de la población tenga más riqueza que el
resto (esto según Oxfam y a nivel mundial, por lo que no le vamos a cargar únicamente
a usted con esta culpa. Sólo con su parte). Yo sé que todo esto a usted (y
muchas otras cosas) le traen sin cuidado. Pero esto es lo que se quiere cambiar
señor Rajoy. Así pues, señor Rajoy, no sé de qué se sorprende ahora si, al fin
y al cabo, entre usted y Zapatero, crearon Podemos.
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