lunes, 16 de abril de 2012

Ante todo, la patria

La señora Cristina Fernández no es santa de mi devoción (laica y republicana, entiéndase), ya que a mi entender, el populismo no es más que uno de los pilares en donde se asientan las bases del más chusco fascismo y ver a esta señora comiendo Milkas o alentando las patrióticas conciencias en pro de unas Malvinas argentinas, denotan una tendencia clara y peligrosa. Como cantaba Carlos Cano “Cada vez que dicen patria – pienso en el pueblo y me pongo a temblar- en las miserias que vienen- y en los fantasmas de la soledad”. Y la expropiación de YPF no puedo percibirla más que en este contexto, viniendo de quien viene.
No obstante, tengo que decir, que seré un antipatriota, según el ministro de Industria de mi país, ya que no advierto tal pérdida como algo propio, no me he sentido agredido en mi integridad física, no ha sido arrancada mi identidad de cuajo. Escuchar el otro día al señor Soria en tono amenazador y paternalista, como se riñe a un crío, me recordó por unos instantes aquella gloriosa descripción de la épica “batalla de Isla Perejil” de aquel otro prohombre de las filas Populares, tan amigos de salvarnos a los españolitos de las amenazas extranjeras. Está visto que ahora sí que nos respetan esos sudacas y no con el calzonazos del Zapatero. Ya volvemos a ocupar el lugar que nos corresponde en el panorama mundial.
De este asunto me preocupa la posible pérdida de empleos que pudiera conllevar la ya comentada operación de nacionalización y el consiguiente drama personal para esas personas. Si es que tal situación termina por ocurrir.
Por lo demás, no sentía antes el menor apego a una empresa que participa de un cuasi monopolio en España en lo que se refiere a la comercialización de carburantes y ahora no ha cambiado mi forma de pensar.
Es penoso ver la forma en que el actual Gobierno español salta ante la decisión del Gobierno argentino para proteger a una empresa privada al tiempo que no le tiembla el pulso para crear un marco en nuestro país en el que esa misma empresa y otras corporaciones del estilo puedan dejar sin empleo a miles de trabajadores, llegando a ser ya más de 5 millones de desempleados, para subir la presión fiscal de las clases medio-bajas, mientras se aprueba una amnistía fiscal de la que se aprovecharán aquellos que no han estado cumpliendo con sus obligaciones solidarias con el resto de conciudadanos que si lo hacen, para acabar con los servicios públicos que nuestros impuestos han pagado durante generaciones y que la clase a la que pertenecen ha dilapidado para poder llenarse los bolsillos a costa de nuestra salud y nuestra educación, para manipular la Constitución a su antojo, para pretender reinstaurar la censura y eliminar derechos básicos como el de reunión, privándonos de lo poco que nos queda: el derecho al pataleo. Para crear, al fin, las bases de un nuevo sistema, que, en realidad lleva vigente desde hace años, la dictadura de las grandes corporaciones y de las fuerzas financieras que saltan, como estamos ya viviendo, por encima de las fronteras de los antiguos Estados, superados por fuerzas intangibles.
Y mientras todo esto sufrimos, nuestro jefe de Estado, al que, tampoco tenemos derecho a elegir, participa en cacerías de elefantes en exóticos países al estilo de los antiguos torneos medievales, acrecentando de esta forma la sensación de que la brecha se dilata y aleja a monarcas y siervos, a políticos y ciudadanos.
Así pues, todo esto es lo que sí me preocupa, me duele, me hace aumentar la sensación de impotencia y de rabia. Estaría bien, señor Rajoy, que sintiese la misma indignación cada vez que un empresario echa a la calle a un puñado de trabajadores de los que durante años se ha servido para hacerse rico y que ahora se convierten en material de desecho. Pero claro, serán daños colaterales. Ante todo, está la patria.

miércoles, 11 de abril de 2012

El Cuento Alemán

Escuchar al Ministro de Educación fomentando el interés que debieran tener los jóvenes españoles por los cantos de sirena en modo de empleo que, presuntamente provienen desde Alemania, supone una pésima señal acerca de la confianza en el país, en la capacidad de sus gobernantes y en la eficacia de sus propias acciones de gobierno. Las noticias sobre la aparente necesidad que tienen los germanos de contratar a trabajadores de esta parte de la península Ibérica, y más concretamente ingenieros, con las que los mass media de las pandillas neo con nos invaden últimamente (incluyendo la renovada TVE, puesta al servicio en tiempo récord de los susodichos), queriéndonos hacer ver la superioridad de la raza de descendientes del Cid para los menesteres que precisen nuestros aliados centroeuropeos, me hacen llegar a varias conclusiones.
En primer lugar, que el sistema educativo alemán debe ser bastante flojo, por decirlo de alguna manera, ya que no es capaz de surtir a su industria de técnicos preparados y capaces para seguir manteniéndose en  la posición de vanguardia tecnológica que hasta ahora venían ocupando.
Así mismo, nuestro sistema educativo, ese cuyos presupuestos se hace inevitable recortar para salvar los del ejército, la casa real o la iglesia, infinitamente más importantes e imprescindibles, no debe andar tan mal, cuando es apto para preparar a tantos trabajadores con los que proveer de mano de obra especializada e instruida a las más punteras empresas alemanas. Entonces, ¿por qué desmantelar un sistema que, por lo menos a los alemanes, si parece aportarles importantes beneficios? Puede que para que puedan aumentar su cuenta de resultados los de la Obra y demás amiguetes.
Por otra parte, nuestra industria y nuestra clase empresarial deja mucho que desear si se queda impávida ante la bochornosa imagen de nuestros mayores talentos teniendo que agarrar el hatillo para buscarse las habichuelas fuera de nuestras lindes sin ser capaces de aprovechar las aptitudes de toda una serie de personas en las que se han destinado miles de euros para, finalmente colaborar al enriquecimiento del PIB de otros países, en lugar de trabajar de manera competente en la creación de empresas realmente eficientes y rentables desde el punto de vista no sólo económico sino también social. Acaso porque se prefiere invertir en pelotazos rápidos y contundentes en lugar de crear un tejido firme y consistente. Ojo, no es que me parezca mal que en un mundo que, gracias o por culpa en parte a los transportes, internet, etc., se ha hecho más pequeño, un ciudadano de donde sea apueste como opción de crecimiento personal y profesional buscar libremente horizontes donde quiera. El problema es cuando la razón es la necesidad.
En todo caso, tenemos que, por lo visto, las políticas activas del gobierno español en lo referente a acabar con el desempleo se basan en medidas tales como fomentar la emigración, ya que cuantos menos seamos, menos parados habrá.
Esta, se vería complementada con una segunda, la de promover el trabajo doméstico, el del ama de casa como Dios manda, para que, así, la mujer pueda dedicarse en cuerpo y alma a la función para la que fue creada y de esta manera pueda terminar sintiéndose realmente realizada en su condición de mujer. Ala, otras fuera del mercado laboral.
Si a esto añadimos la ingeniosa solución que barrunta el primer ministro en la sombra, Sr. Rosell de cambiar la manera en que se contabiliza el paro, no sabemos muy bien de qué forma, pues nada, pleno empleo conseguido.
Sin embargo, cuidado con el cuento alemán, ya que si de lo que se trata es de rebajar las cifras del paro sin reparar en el cómo ni en las consecuencias para la vida de esos seres bípedos que conocemos como humanos, a base de reducir los sueldos con empleos de a 2 € la hora y creando 7 millones de minijobs, estaremos fundamentando un sistema cimentado en las servidumbres propias de la Edad Media. Porque, ¿y si esto nos es el final, sino el principio de una evolución que nos lleve nuevamente a un Antiguo Régimen? Y es que siempre habrá gente más desesperada que se agarrará a un clavo ardiendo para poder subsistir. Y de eso se aprovechan.

viernes, 30 de marzo de 2012

Y ahora, qué

Y después de la huelga general, qué. Se ha parado una buena parte de la actividad económica del país. Se ha hecho cerrar, se ha destrozado algún escaparate, se ha quemado algún contenedor, se han enfrentado ciudadanos con ciudadanos exasperados por defender sus derechos, de unos y de los otros, conscientes o inconscientes, se ha evidenciado la división social, caminando detrás de diferentes banderas, de distintas siglas, de intereses ¿divergentes? Se ha palpado el miedo, la frustración, la cada vez más profunda brecha entre los que tienen y los que no, entre los de arriba y abajo, derecha e izquierda, tú y yo.
Hoy siguen mandando los de ayer, imponiendo normas cruelmente restrictivas, arrebatándonos derechos que no han sido regalados, que han sido fruto de años, siglos de lucha y sin sabores, de sangre y fuego, de idas y venidas. Y siguen mandando porque la legitimidad se la otorga el hecho de que la gran mayoría de ciudadanos de este Estado decidió el 20 N pasado votar a una formación política que, mediante una incesante campaña del marketing más duro, a través del cuasi monopolio de los medios de comunicación, de los centros de poder económicos y de producción, consiguió hacer creer a un gran número de ciudadanos que ellos eran como nosotros, que compartían nuestros problemas, que ellos eran los divinos enviados mesiánicos ungidos para la liberación de la nación. ¿Y qué le vas a hacer si te lo está diciendo la tele todo el día, no? La culpa, de Zapatero.
Hoy continúan favoreciendo, ya no sólo a los ricos, sino a los corruptos, a los narcos, a los delincuentes, a sus amigos, a todo aquel que se haya reído de nosotros hurtándonos nuestro dinero, ese que no declaró cuando y cuanto debía, ese que a ti, asalariado, te descuentan de tú nómina hoy en mayor cuantía que hace unos meses por el bien de la patria. De su patria.
Qué curiosa coincidencia que al Señor de la Gürtel, precisamente hoy, le rebajen la fianza. Cosas veredes, amigo Sancho.
Mientras, en su feudo Esperanza, sueña con un mundo sin sindicatos, sin perro flautas, sin hospitales ni escuelas públicas. Con limpiar el mal olor y poder convertir en Las Vegas la Plaza Mayor.
Así mismo, Gallardón, adalid de la Justicia, tanto etérea como terrenal, ha creado la oficina estatal de certificación de la hembra ibérica, santa, católica y apostólica, buena madre y esposa ejemplar, dando carpetazo, borrón y cuenta nueva a toda una historia secular de desigualdad, de injusticia para con la mujer. ¿Será una nueva táctica para acabar con el paro? Metiendo a la mujer en casa, tendremos más puestos de trabajo y menos desempleo…, vaya usted a saber si no seré yo mal pensado. Y de paso hacemos como dice el Rosell (el de la CEOE, que está de crecido que un día revienta. Creo que sueña con ser Ministro), cambiamos la forma de contabilizar a los parados y bajamos la tasa de desempleo. Amigos, no es que sea pitoniso, pero….al tiempo.
A aquellos que hablan de que hay que ir despacio porque vamos lejos, decirles que igual muchos nos quedaremos por el camino de tanto andar, de pasar hambre, de tener sed y frío. Que a veces, los atajos están para tomarlos. Que en ocasiones las soluciones para alcanzar algún fin, están en usar medios convencionales.
Así que, ahora qué. La huelga ha sido un principio o un final. A través de este tipo de acciones en la calle exclusivamente, ¿se conseguirá cambiar algo en la práctica?. ¿El ciudadano medio está en posición de mantener una lucha constante, activa o habrá que buscar alguna solución que acorte el camino? Veremos.

jueves, 9 de febrero de 2012

Garzón, ¡indígnese!

En los últimos tiempos los ciudadanos que compartimos esta tierra del extremo sudoccidental europeo, asistimos abochornados a la sucesión de despropósitos judiciales que ponen en evidencia el grado de desintegración de los valores democráticos y de la propia justicia que sufrimos desde hace tiempo. O quizás desde siempre. Independientemente de lo ajustado a Derecho que puedan o no estar las sentencias (y me refiero en este punto, de momento, a la de Camps por los trajes y a la de Garzón por lo de las escuchas a los de los trajes), el hecho es que se pone de manifiesto, una vez más, la larga batalla entre los conceptos de legalidad y justicia, entendida ésta como derecho abstracto y universal inherente tanto a las sociedades como a los individuos. Desde mi modesto entender, para un observador lejano e imparcial debe resultar cuanto menos chocante que, a la vista de lo visto y lo escuchado el amiguito del alma, al que sus propios guardaespaldas, a los que debe o les debemos pagar muy bien, por cierto, le dan 200 euritos ipso facto para pagar un trajecillo que se acaba de comprar, ande como unas castañuelas dando gracias a cuanta imagen oradora se encuentra por el camino y a no faltar mucho reivindicando, su lugar en la política mientras que al Juez, azote de socialistas corruptos y megalómanos peperos, de narcos y terroristas, lo inhabiliten para ejercer la labor que, durante años ha llevado a cabo y que tanto bien ha hecho en la sociedad y tantos poderosos enemigos, por ello, se ha creado. Figura controvertida, desde luego. Seguramente con un ego excesivamente alto. Puede ser. Pero innegablemente, última esperanza de aquellas madres de Arousa que tanto lloraban la muerte de sus hijos a causa de la avaricia de unos cuantos, de los humillados y asesinados por la sin razón de la dictadura pinochetista, y, como no, de la franquista. Y es aquí, hasta donde podríamos llegar. En este país la transición no se ha terminado de hacer, aunque se haya querido vender un idílico tránsito. Y está visto que los perdedores de la guerra, siguen sin tener el derecho que sí han tenido los vencedores: el de, al menos, poder enterrar a sus familiares en un lugar donde puedan ser llorados y recordados por los suyos. Parece que es pedir demasiado ¿Este es el valor de la transición? Sin duda, en el complejo tejido formado por poderes económicos, comunicativos, políticos y judiciales, que gobiernan de facto o en la sombra la sociedad española, siguen mandando los de entonces, que han sabido disfrazar los cambios para que todo siga igual que siempre. Quizás hasta que esta cuestión no sea vista por algún tribunal más allá de nuestras fronteras no tendremos una solución justa al mismo. Está claro que no hemos sabido solucionar nuestros asuntos nosotros solos y quedaría la esperanza de que esa instancia internacional pusiera punto final a una historia inacabada. Si es que esto es posible.
Mientras al Sr. Garzón, le queda todavía que sus excompañeros de profesión se pronuncien en el caso abierto por los nietos de los que dispararon a la gente que ahora se encuentra desperdigada en fosas comunes en cunetas de carreteras o bajo muros de piedra. Vaya panorama.
Tal vez ahora, ciudadano Garzón, liberado de sus obligaciones en la judicatura, no estaría demás que se indignase y siguiera su lucha pero desde una trinchera diferente. Sin olvidar sus asuntos y llevándolos hasta donde haga falta. Porque para los que compartimos una serie de valores en nuestro ideario, tales como la justicia, la libertad, la igualdad, la equidad, para los que consideramos imprescindible cambiar el sistema, pero aprovechándonos de las herramientas que éste permite, para los que no terminamos de encontrar el punto de referencia válido para alcanzar esa finalidad, sería bueno que determinadas personas con peso y calado en la sociedad se involucrasen en proyectos tendentes a este fin.
Sr. Garzón, todo lo peleado hasta ahora, ha servido para mucho. Usted sabe que hay otros caminos para conseguir los objetivos. Le han cerrado uno. Abramos otros. Porque aún nos queda la ilusión de cambiar las cosas.

jueves, 2 de febrero de 2012

Responsables

Ajustes fiscales gravosos para las clases medias, recortes en los derechos adquiridos por las mujeres por la Ley del Aborto, reforma de la educación con el menoscabo de la enseñanza pública en favor de la privada o semiprivada, con eliminación de asignaturas como Educación para la Ciudadanía, por adoctrinar a los jóvenes, como si hubiera algo más alienante que las religiones, recortes en Sanidad, la futura reforma laboral, que, como no ha de ser, que todavía estos valientes no han tenido las narices de aprobar,  resultando por lo menos curioso el hecho de que sabiendo hace meses que iban a salir victoriosos en la cita electoral del 20 N no tuvieran más que diseñada y acordada con sus amigos los empresarios las medidas con las que tendrán a bien obsequiarnos a no ser que se esté esperando a que, por fin a la ¿4ª, 5ª?, el señor Arenas se erija en Califa, y en general parálisis predestructuración del sector público en general. Todas estas son medidas ya tomadas o futuras del nuevo Gobierno del Presidente Rajoy. Que, aunque algunos todavía no se lo crean, porque no lo han visto dando las explicaciones que semejantes latigazos merecerían, y manda a su Soraya del alma a dar la cara, sí, ya es el Presidente del Gobierno. Pues bien, como decía, de todas estas medidas por las que nos tiramos de los pelos en las redes sociales, gritamos con alaridos lastimeros, nos quejamos sin consuelo, ¿tenía alguien la menor duda de que una vez en el Poder iban a ser alguno de los elementos de su línea de gobierno? Se dice que han mentido al electorado porque han aprobado normas contrarias a lo que prometían en su campaña electoral, ¡ja!, qué novedad. Quien no quisiera verlo, es que no quería. Y el hecho de que estén ahí no es algo fortuito. No han brotado por generación espontánea. Es responsabilidad de muchos. Primero, de todos esos millones de ciudadanos que un día perdieron su conciencia de clase o nunca llegaron a tenerla (porque, como bien dice Sampedro “nos educan para ser súbditos, no para pensar libremente) y que con su decisión en forma de sufragio, nos han puesto a los pies de los caballos. Sigo creyendo en la Democracia como la menos mala de las formas de Gobierno, pero algo huele mal cuando ante tu propia cara y ante tus propios oídos te muestran la evidencia del pecado en forma de conversaciones vergonzantes y no sólo absuelves al pecador, sino que mantienes a los mismos para que continúen el expolio de tus maltrechos bolsillos.
Responsables son los partidos de izquierda, incapaces de inculcar en los ciudadanos la importancia de unos valores que, lejos de quedar en el abstracto, deben ser el eje central de la vida política y social de una comunidad.
Qué decir del PSOE, hoy en proceso de refundación, de redireccionarse hacia posiciones de izquierda y por cuyo sillón pelean dos de los actores que ejecutaron al dictado de Merkozy las políticas liberales de las que ahora, reniegan como si la cosa no hubiera ido con ellos. Lástima de partido con 130 años de historia y otrora ejemplo de honradez y lucha por los derechos y libertades.
Responsables los Sindicatos, espectros barrigudos del buen comer, pendientes de no perder sus privilegios sociales y económicos a costa de permitir la sangría de la clase trabajadora.
Responsables, también, ese Movimiento que un 15 de Mayo ilusionó a todo un pueblo con la idea de que juntos podríamos y que, por querer ir despacio porque se quiere ir lejos o por el triunfo de posiciones de carácter anarquizoide en sus sectores más influyentes, decidieron hacer patria del apartidismo y no agarrar el toro por los cuernos y mojarse en un proyecto que muchos hubiéramos seguido con afán. No niego la gran labor en otros muchos aspectos: desde el posibilitar el despertar de una conciencia social común en algunos hasta el activismo en pro de desahuciados y desfavorecidos en general. Sin embargo, sí creo que sería correcto reflexionar sobre la responsabilidad en la consecuencia de los actos o, más bien de las inacciones, al no haber favorecido la articulación o el impulso de alguna organización capaz de enfrentarse a las urnas y llevar al seno de las instituciones las reformas que los trabajadores de este país necesitamos. Hoy, posiblemente, ya sea demasiado tarde para ello.
Así que, ahora, a cada palo le tocará aguantar su vela y a nuestras espaldas, lo que puedan resistir.

viernes, 20 de enero de 2012

MEGAUPLOAD, RIP

Al igual que entraron en Granada, Panamá, Afganistán o Irak, los americanos a los que tanto les gusta eso de tomarse la justicia según a ellos mismos les convenga, irrumpieron en la sede de Megaupload, que habrá que ver a los hombres de Harrelson encañonando cuanto peligroso informático armado de teclado y ratón se movía  por dicho lugar. Parece ser que se han adueñado del derecho a controlar todo aquello que se mueva por Internet y a decidir que es lo que no debe menearse más por la Red. Me pregunto si el siguiente paso será llevar a Guantánamo a todo aquel que se haya bajado una peli o una canción, si actuarán igualmente contra Youtube y juzgarán de manera sumarísima a todo aquel que haya osado ver un vídeo clip. De momento al creador de la página secuestrada ya lo han detenido. No soy un avezado experto en cuestiones relativas al mundo ciberespacial, aunque sí me gusta utilizarlo para lanzar al vuelo quejas, lamentos, cabreos o ideas para compartir con gente que conozco o que no. Así que dentro de mi desconocimiento entiendo que páginas como Megaupload ponen a disposición de los internautas una serie de contenido con la intención de que pueda ser compartido entre ellos. Regresando al mundo físico yo me pregunto si nos cerrarán también las bibliotecas puesto que en ellas podemos encontrar libros que podemos disfrutar sin necesidad de comprarlos. He escuchado a algunos defensores del cierre criticar precisamente el hecho de que se pudiera acceder a creaciones literarias o cinematográficas sin haber pasado por caja y que eso es lo que precisamente haría que el “negocio cultural” terminase por quebrar. Entiendo y defiendo que el trabajo, ya sea físico, ya sea intelectual debe ser remunerado con justicia y habrá que articular mecanismos para asegurar la continuidad del desarrollo de las actividades culturales del tipo que sean. Sin embargo el intervenir en mi derecho de compartir algo con alguien, me resulta más difícil de encajar. ¿Acaso es, o podría llegar a ser, ilegal el utilizar ropa prestada por otra persona? Al fin y al cabo estoy dejando de comprar prendas nuevas y con ello perjudico a la marca que a la ha fabricado y por tanto estaría favoreciendo al hundimiento del sector textil. Se escucha a esa misma gente arremetiendo contra los usuarios de estos sitios al tacharlos de inconscientes insolidarios.  Me gustaría que fueran igual de vehementes contra aquellos artistas que se forran en España y pagan sus impuestos más allá de las fronteras del reino. Es posible que, si consiguiésemos generalizar en la sociedad prácticas como el trueque, la permuta o el préstamo de cosas o tiempo, inventarían alguna excusa para prohibirlas por sediciosas y de esta manera seguir favoreciendo a las grandes empresas y fondos financieros que al fin y a la postre son los que dirigen los hilos de los actuales Estados. En definitiva, lo que me parece grave no es sólo el hecho de impedir compartir el contenido, sino que, en una época de grave crisis económica y social, que se vislumbra, de seguir de este modo, como antesala de un periodo de convulsa agitación social, es que se abra la veda al control y la censura de uno de los últimos reductos de la libertad de expresión que nos queda y, por supuesto, de castigar a quien quiera utilizar Internet como herramienta de lo que siempre ha sido: un cauce de información libre y abierta a todos.

domingo, 15 de enero de 2012

Cuestión De Credibilidad

Mientras el señor Presidente del Gobierno, Don Mariano Rajoy anda en sus afanes de podar por encargo de las más altas esferas, que nosotros ¡oh, pobres mortales!, no hemos de saber a ciencia cierta si serán de este o de otro mundo, eso sí, sin asomar mucho las barbas, no vaya a ser que de tanto soltar la tijera se lleve un buen trasquilón, los miembros y miembras del PSOE, se hayan inmersos en el asalto al sillón de la torre más alta desde donde, prevén, dominar las izquierdas huérfanas de las celtíberas tierras. Y es que, después de siete años de gobernar el vetusto Imperio, se dan cuenta que el camino que habían tomado no era el que sus leales deseaban. ¡Vaya!. Y en lugar de remover las bases y promover un verdadero cambio en su organización, resulta que dos de los más destacados del denostado Ejecutivo serán los salvadores ideológicos de los obreros del pueblo español. Será que, como el otro, también habrán tenido visiones místicas reveladoras de las medidas salvadoras. Pelín tarde, digo yo. Así que tanto el uno como la otra dicen querer convertir el antiguo partido socialista en adalid de la modernidad democrática, abriendo listas, permitiendo intervenir en los procesos decisorios a los simpatizantes, es decir haciendo guiños a todo aquello que el 15M exige para las Instituciones y que ellos, mientras han estado en el poder, no han querido escuchar, y que practican otras formaciones como Equo desde su creación. Es una lástima que la marca venda tanto, y que para vender haga falta dinero para explotar un buen marketing, porque, de otra forma, es difícil entender como el PSOE mantiene todavía tantos electores mientras los partidos como Equo pelean sin tener un céntimo por regenerar un sistema político enfermo sin obtener un respaldo más rotundo. En fin. En todo caso, creo que los dirigentes socialistas, no terminan de asimilar que la crisis no ha sido la culpable de que hoy por hoy estén fuera del Gobierno, no sólo del Central, sino de la mayoría de Comunidades, ciudades y pueblos del Estado. La crisis ha sido una oportunidad de demostrar de qué lado están. Han tenido la ocasión de, ante políticas neoliberales a las que les trae al pairo el bienestar social de la mayoría de ciudadanos, mientras se salvaguarden las economías de los poderosos, enfrentar medidas valientes que gravaran a los culpables de la crisis y no a los afectados, que protegiera a los trabajadores y pequeños empresarios y castigara a los sinvergüenzas que, además, se han enriquecido en medio de esta coyuntura provocada en muchos casos por sus ambiciones especulativas. El PSOE ha perdido la oportunidad de ser un verdadero referente para la izquierda. No es creíble que el cambio que dicen necesitar sea abanderado por dos de las personas que han ejecutado las políticas contrarias a lo que ahora pregonan. Necesitan definirse ideológicamente. En primer lugar, si siguen por la senda que mantuvieron durante los últimos años del Gobierno Zapatero, lo que no pueden es continuar intentando convencernos de ser un partido de izquierdas, sencillamente. Si deciden volver a la esencia de lo que sus siglas significan, no veo que sean estas personas las más legitimadas para persuadir de ello a todos aquellos que en las últimas citas electorales buscaron otras alternativas. El señor Rubalcaba y la señora Chacón, así como el señor Zapatero demostraron su laxitud, o su apego al poder, el día en que imponiéndoles desde Europa una serie de medidas contrarias a lo que mandaba, supuestamente su conciencia ideológica, no dieron un puñetazo en la mesa y se marcharon dejando la puerta abierta a que fuera el pueblo el que decidiera si aceptarlas o, costase lo que costase, apostar por darles la espalda y seguir una política de tintes verdaderamente sociales. Pero claro, no vayamos a dar la voz a la plebe, no vaya a ser que nos la líen, ¿verdad? Una lástima que el señor ex –Presidente no tuviera el mismo coraje que cuando hizo salir a las tropas de Irak.
Por tanto, ellos que al fin y al cabo, han sido cómplices y ejecutores de las políticas neoliberales dictadas desde una Europa gobernada en su mayoría por partidos de derecha, ellos que incluso han seguido empeñados en mantener la torpeza de no reformar una ley electoral (cuando han dispuesto de la mayoría para poder hacerlo) injusta y hasta perjudicial para con ellos mismos, como se ha demostrado en las últimas Generales, sólo por la soberbia de creerse el único referente posible para la izquierda y no considerar mejor opción la de permitir el acercamiento de otras opciones más afines ideológicamente de lo que lo el PNV o CiU, ellos no pueden ser las caras que lideren ese cambio ideológico por una simple cuestión de credibilidad. Quizás lo que termine ocurriendo es que los consumidores de la marca PSOE, que todavía siguen siendo fieles a las siglas y sufren con lo que se ha convertido su partido, terminen buscando alguna marca nueva en la que poder depositar la ilusión y la necesidad de defender unos ideales cuyo fin deben ser la igualdad, el bienestar y la justicia social.