jueves, 2 de febrero de 2012

Responsables

Ajustes fiscales gravosos para las clases medias, recortes en los derechos adquiridos por las mujeres por la Ley del Aborto, reforma de la educación con el menoscabo de la enseñanza pública en favor de la privada o semiprivada, con eliminación de asignaturas como Educación para la Ciudadanía, por adoctrinar a los jóvenes, como si hubiera algo más alienante que las religiones, recortes en Sanidad, la futura reforma laboral, que, como no ha de ser, que todavía estos valientes no han tenido las narices de aprobar,  resultando por lo menos curioso el hecho de que sabiendo hace meses que iban a salir victoriosos en la cita electoral del 20 N no tuvieran más que diseñada y acordada con sus amigos los empresarios las medidas con las que tendrán a bien obsequiarnos a no ser que se esté esperando a que, por fin a la ¿4ª, 5ª?, el señor Arenas se erija en Califa, y en general parálisis predestructuración del sector público en general. Todas estas son medidas ya tomadas o futuras del nuevo Gobierno del Presidente Rajoy. Que, aunque algunos todavía no se lo crean, porque no lo han visto dando las explicaciones que semejantes latigazos merecerían, y manda a su Soraya del alma a dar la cara, sí, ya es el Presidente del Gobierno. Pues bien, como decía, de todas estas medidas por las que nos tiramos de los pelos en las redes sociales, gritamos con alaridos lastimeros, nos quejamos sin consuelo, ¿tenía alguien la menor duda de que una vez en el Poder iban a ser alguno de los elementos de su línea de gobierno? Se dice que han mentido al electorado porque han aprobado normas contrarias a lo que prometían en su campaña electoral, ¡ja!, qué novedad. Quien no quisiera verlo, es que no quería. Y el hecho de que estén ahí no es algo fortuito. No han brotado por generación espontánea. Es responsabilidad de muchos. Primero, de todos esos millones de ciudadanos que un día perdieron su conciencia de clase o nunca llegaron a tenerla (porque, como bien dice Sampedro “nos educan para ser súbditos, no para pensar libremente) y que con su decisión en forma de sufragio, nos han puesto a los pies de los caballos. Sigo creyendo en la Democracia como la menos mala de las formas de Gobierno, pero algo huele mal cuando ante tu propia cara y ante tus propios oídos te muestran la evidencia del pecado en forma de conversaciones vergonzantes y no sólo absuelves al pecador, sino que mantienes a los mismos para que continúen el expolio de tus maltrechos bolsillos.
Responsables son los partidos de izquierda, incapaces de inculcar en los ciudadanos la importancia de unos valores que, lejos de quedar en el abstracto, deben ser el eje central de la vida política y social de una comunidad.
Qué decir del PSOE, hoy en proceso de refundación, de redireccionarse hacia posiciones de izquierda y por cuyo sillón pelean dos de los actores que ejecutaron al dictado de Merkozy las políticas liberales de las que ahora, reniegan como si la cosa no hubiera ido con ellos. Lástima de partido con 130 años de historia y otrora ejemplo de honradez y lucha por los derechos y libertades.
Responsables los Sindicatos, espectros barrigudos del buen comer, pendientes de no perder sus privilegios sociales y económicos a costa de permitir la sangría de la clase trabajadora.
Responsables, también, ese Movimiento que un 15 de Mayo ilusionó a todo un pueblo con la idea de que juntos podríamos y que, por querer ir despacio porque se quiere ir lejos o por el triunfo de posiciones de carácter anarquizoide en sus sectores más influyentes, decidieron hacer patria del apartidismo y no agarrar el toro por los cuernos y mojarse en un proyecto que muchos hubiéramos seguido con afán. No niego la gran labor en otros muchos aspectos: desde el posibilitar el despertar de una conciencia social común en algunos hasta el activismo en pro de desahuciados y desfavorecidos en general. Sin embargo, sí creo que sería correcto reflexionar sobre la responsabilidad en la consecuencia de los actos o, más bien de las inacciones, al no haber favorecido la articulación o el impulso de alguna organización capaz de enfrentarse a las urnas y llevar al seno de las instituciones las reformas que los trabajadores de este país necesitamos. Hoy, posiblemente, ya sea demasiado tarde para ello.
Así que, ahora, a cada palo le tocará aguantar su vela y a nuestras espaldas, lo que puedan resistir.

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