sábado, 7 de julio de 2012

Estado De Imbecilidad

Yo no sé si los ciudadanos españoles vivimos bajo una penosa situación de lo que algunos llaman Indefensión Aprendida o si es una cuestión genética que nos aboca a permanecer en estado de imbecilidad permanente. Tampoco estoy seguro de que el problema sea nacional. Más bien, tengo la sensación de que es una cuestión  transfronteriza, como así lo demuestran los resultados electorales cosechados el mes pasado en Grecia y que han sido los culpables de que entrara, personalmente, en estado catatónico, incapaz de expresar mi absoluto desconcierto, tan siquiera a través de la vía de escape que supone para mi bienestar mental el plasmar mis ideas, sentimientos, emociones en este blog. Me cuesta aceptar que la única herramienta política pacífica y con eficacia suficiente de la que disponemos los ciudadanos corrientes para tratar de hacer nuestras vidas, ya no mejores, al menos dignas, cual es el sufragio, seamos incapaces de orientarla a tal fin. Por supuesto que no es la única, pero sí es la que, de una manera fácil y anónima nos faculta para elegir quién nos dicte las normas durante un tiempo determinado. No todos poseemos las mismas capacidades participativas, la misma disponibilidad de tiempo, pero sí que, de momento, disponemos del poder de, mediante tal sencillo acto, llevar a cabo los cambios que se necesitan en nuestra sociedad.  Me resulta inaudito, deprimente, totalmente desmotivador, desmoralizador ver como los responsables de la crisis griega, los dirigentes de los dos partidos que, después de haber quebrado económica, social, moralmente al país heleno, continúen siendo los responsables de seguir dirigiendo los designios de sus ciudadanos. Y lo peor es que ha sido porque ellos lo han decidido así. Llegué a tener la absoluta convicción de que las elecciones griegas serían el momento catártico que derribaría la última piedra de los gobiernos de los Entes y supusiera la primera para el gobierno de las personas. Estaba equivocado. Y es que el problema debe ser de base. Me refiero a los mismos cimientos de la naturaleza humana. Ese Ser en el que, salvo por contadísimas excepciones, prevalece su instinto depredador, egoísta, zafio, irresponsable e interesado.
En España nos encontramos en una situación parecida. Llevamos seis larguísimos meses de gobierno del PP en el que se pone en evidencia, día tras día, cada una de las contradicciones y engaños en los que, sin pudor alguno, incurren sus miembros amparados, una vez más, en la legitimidad de unos votos recibidos de ciudadanos como nosotros, tiempo en el que se manifiesta que cada una de las decisiones que ahora imponen a nuestra sociedad son antagónicas a las defendidas hace meses cuando eran oposición. Cada una de sus medidas tienden a restringir derechos que habían sido conquistados a través de siglos de lucha y que, ahora, de un plumazo desaparecen ante nuestra más que irritante indolencia. Ojo, no nos engañemos, recortes que ya habían iniciado los mandatarios del otro partido que hasta ahora sigue formando parte de la dicotomía en la que se basa nuestro sistema partidista y que no son más que la otra cara de la misma moneda. Las clases trabajadoras están siendo objeto de un absoluto saqueo, tanto económico como social, un arrebato de algunos de los valores más íntimos de la personalidad como su dignidad. Subidas de impuestos, copagos, recortes sanitarios y educativos, peajes en carreteras, más impuestos, más recortes, más copagos. El otro día escuché a ese personaje que parece salido de alguna de las más deprimentes películas de Pajares y Esteso, el señor Rosell, el de la CEOE, fiel portavoz del Gobierno a lo que parece, avisando de que habría que recortar en aquellas partes hasta ahora innombrables e intocables. Y bien, se tocarán. Se utilizará para el cálculo de la base de cotización el total de la vida laboral, con lo que la pensión no sé si se cobrará en pesetas, en Euros o parte y parte. Eso significa un mayor empobrecimiento de la clase media, ahora y, cada vez más, baja, bajísima. Por supuesto, esto no afectará a las pensiones garantizadas de directivos bancarios. Faltaría más, pobrecitos, con lo que trabajan. Ni van a decidir bajar hasta el salario mínimo los sueldos de sus señorías. ¿O acaso lo que queremos es mandatarios menesterosos? Y lo que me parece ya el colmo de la desvergüenza: se recortará el tiempo al que tendremos derecho al desempleo de dos a un año o año y medio, según la fuente de la filtración. Es decir, que a aquel que lleve once meses buscando trabajo y no lo encuentre, de buenas a primeras se encontrará con que en vez de un año, le quedará un mes de paro. Pero claro, ya se sabe, partimos de la base de que no ha estado buscando trabajo sino tocándose los cojones como buen vago español. Total, si estamos desbordados de jugosas ofertas de empleo por doquier y nos podemos permitir el lujo de seguir a la bartola indefinidamente.
La realidad es que dicen que hay gente que rechaza por deporte ofertas válidas de empleo. Las habrá. Pero que los empresarios se están aprovechando de la situación
-          ofreciendo salarios muy por debajo de lo que marcan convenios, por lo que una persona que cobra más en el paro que siendo explotado elegirá seguir apuntado como desempleado en el Inem, sí,
-          despidiendo personal para inmediatamente hacer que trabajen en la misma empresa sin asegurar, cobrando al mismo tiempo el paro, sí,
-          recortando derechos adquiridos, haciendo trabajar al personal más horas de las que les corresponde sin contraprestación alguna, sí,
-          llevando a cabo Ere´s por los que, por una puerta salen unos trabajadores y por la otra entran los nuevos que les sustituyen en las mismas funciones pero que salen más baratos gracias a las nuevas condiciones de la reforma laboral, sí. Etc.,
sin duda alguna.
Los círculos más concéntricos al Poder, señoras y señores de bien, se echan las manos a la cabeza con las acciones violentas de los mineros estos días. Y no se dan cuenta de lo que están creando. Si hasta ahora, no se había producido un estallido social más violento en otros ámbitos sociales quizás sea porque, de alguna manera, la gente que había perdido el trabajo estaba cubierta por prestaciones y subsidios que, al menos les permitían vivir, pero, ¿qué ocurrirá en un par de años cuando haya, no sé, dos millones de parados más, (al menos, ya que uno va a salir del próximo recorte de personal de administraciones y empresas públicas, según las medidas propuestas por el “Ministro” Rosell) y además no haya forma de encontrar empleo legal alguno, ni prestaciones que cubran esa contingencia? ¿Qué ocurrirá cuando el número de los que pasen hambre de verdad se multiplique y tengan que buscar de la manera que sea la forma de alimentarse a ellos y a sus hijos?
Quizás no pase nada y sigamos afectados de la misma imbécil inactividad actual, dejándonos llevar hasta el suicidio pasivo mientras vemos repetidas en la televisión las glorias deportivas de nuestros héroes nacionales y continuemos eligiendo a los mismos líderes que ahora nos manejan por miedo a que las cosas cambien a peor. Pero a peor, ¿para quién?

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