jueves, 3 de noviembre de 2011

Órdago A La Griega

¡Órdago a la Griega!, gritó el señor Papandreu mientras jugaba al mus sobre el tablero de Europa. Mientras tanto y al oír el arrebato, al tándem mesiánico, Merkel-Sarkozy, le temblaron las piernas y el sudor les resbaló sobre sus sienes pensando en la que se les venía encima. ¿Sería verdad lo que decía aquel vago y vividor habitante de las tierras del sur, o sería una bravuconada propia de aquellas latitudes? ¡Cómo se le podía ocurrir darle voz al pueblo! ¿No había quedado claro que eso de la Democracia había dejado de ser el gobierno del pueblo (si es que alguna vez lo fue) para convertirse en una oligarquía en donde a los ciudadanos se les permitía elegir a la élite que quería les gobernase una temporada y éstos lo harían en función de sus supremos intereses? Sin embargo a mí, llámenme ustedes romántico o inconsciente, me gusta la idea del suicidio colectivo en forma de Referéndum. Cuando a una sociedad como a la griega, se les da a elegir entre el caos o el caos, la elección es sencilla. Hasta ahora, en un problema de endeudamiento como el actual, sólo pagaban las consecuencias del despilfarro los más débiles, los endeudados. Toca ahora que los que repartían dinero a diestro y siniestro, multiplicando beneficios a la par que riesgo de impago asuman la parte que les corresponda. Está claro que las políticas de austeridad a las que nos obligan las hordas franco-germanas no están dando ningún resultado, salvo el negativo para el conjunto de la población. En España llegamos a sobrepasar los 4.300.000 parados. Cuando éstos con sus respectivas familias dejen de cobrar los subsidios por que se hayan agotado no van a esperar a que les llueva el maná del cielo. Que se abarate el despido no va hacer que los empresarios contraten a más gente, sino que van a permitir que éstos despidan a más trabajadores. La inmensa mayoría de los contratos de trabajo que se firman en la actualidad son temporales. ¡Vaya sorpresa! Qué empresario va a hacer indefinido a un trabajador si le puede hacer contratos temporales indefinidamente y no renovarle cuando lo considere oportuno. En fin, el órdago griego, quizás quede en nada pero lo que sí ha dejado suficientemente claro es el miedo que demuestran nuestros dirigentes a que el Pueblo pueda decidir sobre los asuntos que afectan directamente a su propia vida, sobre cómo se quiere vivir o morir. Y por supuesto la imperiosa necesidad de que el Gobierno sea devuelto al Pueblo soberano, que en nuestras sociedades, suele ser mayorcito y bastante más responsable de lo que se creen nuestros Señores Feudales. Así que en citas como en las del 20 N tenemos todos, no sólo la oportunidad sino la responsabilidad de no permitir que aquellas fuerzas políticas que han permitido que llegásemos a esta situación mantengan sus posiciones de privilegio, posibilitando con sus políticas de injusticia social, el crecimiento de la brecha entre ricos y pobres y confiar en aquellas nuevas opciones formadas por ciudadanos que pretenden un cambio de sistema social, que abarcan medidas más allá de la simple toma de decisiones puntuales, y que tienden a una más profunda transformación, incluso moral, de nuestra sociedad.

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